Uno de los recursos apologeticos frecuentes para justificar la justicia y moralidad de los genocidios ordenados por el dios biblico es centrarse en la maldad de los dioses de las religiones nativas pre-existentes.
El tema nace de algunas explicaciones y comentarios que se desarrollan en la misma Biblia como explicación teologico-moral.
Y se alimenta de unas ciertas visiones sobre la historia y el paganismo que tuvieron amplia divulgación popular, especialmente en los desarrollos del neo-cristianismo estadounidense del s.XX.
Aliñadas con los ecos del freudismo adaptado al publico que se desparramó como mitologia educacional para-cientifica.
En cine, se traducía en paganas bailaoras de danzas del vientre y paganos viciosos y malvados.
Lo que permitía excitar fantasias parabolicas mediante obras morales, recurso antiguo, que, bien jugado, hacía posible el milagro de vender pornografia y anti-pornografia en el mismo producto.
Un escalón más arriba de las peliculas biblicas de hollywood y analagos, tenemos la producción de obras formativas de divulgación popular historico-religiosa-cultural. Del estilo de Asimov, por ej.
En el tema que nos ocupa, de la masacre de niños y hembras usadas como castigo por su devoción a Baal, hay una explicación curiosa de la perversidad de este dios.
Su asimilación a Priapo.
El simpatico diosecillo de la imagen ( la segunda; la otra es Yahve Niño ).
Comentaristas y maestros ilustradores de las viejas biblias tambien pensaron lo mismo, a causa del empleo del verbo "prostiruir/ fornicar" como sinonimo de idolatria, y siguiendo las tradiciones clasicas de asimilar todos los dioses antiguos al panteon greco-romano ( que el cristianismo simplifico más todavía al asimilar todos al Satanas, como el Baal-Zebu ).
No se que se imaginaran ese tipo de cristianos para considerar la piadosa adoración al dios de la vida, la fecundidad y el amor hecho como algo espantoso, que merece un exterminio de niños y de abuelas.
Los creyentes de este dios, en las variadas religiones en que ha sido adorado, no parece que estuvieran poseidos por la manía de perseguir y matar a los que creían en otros dioses.
Aunque tambien tuvieron sus puritanos: recuerdo que un griego sacrilego, una noche que venía con el animo exaltado, se dedicó a mutilar imagenes sagradas y provocó santa indignación del pueblo honrado y decente. Creo que escapó al exilio.
Ya ven.
Las religiones sí pueden compararse y juzgarse.
Los dioses, también:
( las imagenes las he recolectado en Cordoba, ciudad vertedero y playa de religiones, donde el tiempo las va sedimentando y arremezclando, para que el sindicato de arqueologos disfrute sus precariedades y los turistas disfrutemos su parquetematicismo )
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